Los matemáticos tenemos fama de muchas cosas, pero si hay una que destaque sobre las demás (aparte de que estamos un poco locos) es que somos muy despistados.
Nuestro protagonista de hoy bien podría haber ganado el título honorífico de “Matemático más despistado de la historia”, cosa que tiene muchísimo mérito con la competencia que hay. Pero mejor empecemos por el principio.
Norbert Wiener, nació en Estados Unidos en 1894. Desde muy pequeño demostró una enorme capacidad mental, que le llevó a comenzar sus estudios universitarios de matemáticas a la edad de ¡11 años!
Con 15 años comenzó también los estudios de Filosofía, y con 17 ya era doctor con una tesis sobre lógica matemática.
Durante la II Guerra Mundial, trabajó para el gobierno de Estados Unidos mejorando las defensas antiaéreas, y posteriormente consiguió una plaza como profesor en el prestigioso MIT.
Hoy día está considerado como el padre de la cibernética, siendo uno de los primeros investigadores en robótica y sistemas automáticos.
Creo que queda bastante probado que el amigo Wiener no era para nada tonto. Lo que sí que queda por ver es su carácter despistado. Hay dos anécdotas muy famosas con él como protagonista que seguro no te dejarán indiferente.
La primera cuenta que…
En cierta ocasión, Wiener estaba en una discusión sobre un resultado matemático. Al acabar, preguntó a una de sus alumnas “Señorita, dígame si yo venía de la izquierda o de la derecha”. Tras señalar la alumna el camino por donde había venido, Wiener dijo “Vale, entonces iba a cenar”.
Pero este despiste no es nada comparado con la segunda historia:
En un momento de sus vidas, la familia Wiener decidió mudarse de casa. Conociendo su esposa al bueno de Norbert, no dudó en recordarle a su marido durante muchos días que la mudanza estaba próxima.
Cuando llegó el día en que cambiaban de casa, la esposa volvió a recordarle que esa tarde, de vuelta del trabajo tenía que ir a la casa nueva. Para que no se equivocara, le apuntó la dirección nueva con el número de autobús que debía coger en un papelito que Wiener se guardó en la chaqueta.
Como era de prever, nuestro protagonista usó el papelito para apuntar algún resultado matemático, y lo dejó en su despacho. Tras la jornada de trabajo, cogió el mismo autobús que cada día, y llegó a la misma casa que cada día, encontrándola vacía.
En ese momento, recordó que esa ya no era su casa y que ahora no sabía llegar a la nueva. Salió a la calle, y le preguntó a la primera persona que vio, que era una niña:
-Hola, ¿tú sabes dónde vivo? Es que mi familia se ha mudado y ahora no sé cuál es mi casa.
A lo que responde la niña:
–Vamos papá, me ha mandado mamá a buscarte porque sabía que te perderías.
Seguro que estas de acuerdo conmigo en que si Wiener no ha sido el matemático más despistado del mundo, poco le ha faltado.
@JcVirin
Jajajajjaja que tio mas loco
Buenos escritos amigo