En este blog nos encanta hablar de todo lo relacionado con las matemáticas, desde resultados curiosos hasta las aplicaciones más insospechadas. Pero uno de nuestros temas favoritos es, sin duda, hablar de aquellos matemáticos y matemáticas que por un motivo u otro han tenido una vida fascinante.
En otras ocasiones hemos hablado de Euler, de Gauss o de Nash, pero hoy queremos rendir nuestro pequeño homenaje a Carmen Martínez Sancho, una matemática española desconocida para muchos, pero que es un gran ejemplo a seguir por todos los que luchamos por cumplir nuestras ilusiones y en abrir nuevos caminos.
Carmen nació en Toledo recién comenzado el siglo XX. Desde joven siempre mostró un gran interés por estudiar y una fuerte inclinación hacia la ciencias. Por ello, al finalizar su bachillerato comenzó a estudiar la carrera de Ciencias en Madrid, oportunidad que por desgracia no era muy común en la España de aquella época, y menos todavía para una mujer. Pero ella sí la tuvo y la supo aprovechar.
Tras un primer curso común a todas las especialidades, enfocó sus estudios hacia la rama de Ciencias Exactas, gracias entre otros muchos, a las clases de Julio Rey Pastor, con el que tuvo el honor de poder colaborar en distintas iniciativas.
Cuando obtuvo su Licenciatura en Ciencias Exactas, sus inquietudes científicas le llevaron a realizar su tesis doctoral, titulada “Contribución al estudio de los espacios normales de Bianchi”, y con la que consiguió ser en 1928 la primera mujer en España que conseguía un doctorado en matemáticas, y siguiendo así la estela de otras mujeres pioneras como Sofia Kovalévskaya o Emmy Noether.
Tras esto, Carmen fue una de las primeras profesoras de bachillerato en España, dando clase en ciudades como Madrid, Guadalajara o Ciudad Real. Pero durante los comienzos de su etapa docente tuvo que ausentarse un tiempo de su trabajo, ya que en 1931 obtuvo una beca para asistir a una prestigiosa universidad alemana, siendo así nuevamente pionera de las mujeres matemáticas españolas en completar su formación en el extranjero.
Cuando finalizó su estancia de un año en Alemania, fue destinada a mi ciudad, Sevilla, donde fue profesora en distintas instituciones educativas y de donde ya no se movió más hasta su fallecimiento en 1995.
Desde hace años tiene en la capital hispalense una calle con su nombre en la zona de la Estación de Santa Justa.
Gracias a esta calle pudimos conocer en este blog su historia. La historia de una mujer que comenzó un camino, a través del cual, muchísimas matemáticas y científicas españolas han obtenido el lugar que merecen por estudios, capacidad y sapiencia. Que no caiga en el olvido.
@JcVirin
Lástima, no pude leer el texto, demasiadas frases en negritas, me cansó la vista.